Las mujeres también sufren de la pérdida definitiva del cabello por diferentes causas. Una de ellas son los problemas hormonales y otra, bastante frecuente, el estrés. En ambos casos puede ocurrir que el pelo no vuelva a salir y la mujer decida corregir la carencia de cabello con implantes capilares como los que se realizan en http://www.mybodymoon.es/.
El sistema que ofrecen es muy sencillo, te invitan a descubrir Estambul en un bonito viaje turístico y a la vez ser tratada allí, en una clínica a la altura de las mejores del resto de países de Europa, pero a un precio mucho más competitivo gracia a que en este país los implantes de pelo son mucho más baratos. Para ella y para élPor supuesto, también se ofrecen injertos capilares para ellos, tanto en lo que se refiere al pelo perdido en la cabeza como al de la barba, que en ocasiones no acaba de salir o sale solo por zonas, haciendo que el aspecto de la misma sea muy poco atractivo. La barba se relaciona con la virilidad y la masculinidad, especialmente ahora que está tan de moda, por eso para quienes no la tienen puede ser una prioridad someterse a un implante de pelo en la cara que le permita tener barba tupida. Los hombres son los principales clientes de las clínicas de injertos capilares, pero, en porcentaje, las mujeres son las que más acuden porque ellas sufren más cuando tienen pérdida de pelo que muchos hombres, que todavía no sienten la presión social en la medida en la que ellas la notan. Para una mujer, quedarse sin pelo es un drama, especialmente si se queda por una zona grande y visible. No importa que su pelo largo pueda ayudar a ocultar la falta de cabello, ellas lo saben y por ese motivo ya creen que todo el mundo puede verlo. Los hombres, hasta hace muy poco tiempo, no se planteaban siquiera realizarse implantes de pelo, pero hoy son muchos los que ya se lanzan de cabeza hacia esa posibilidad. El que muchos hombres famosos en diferentes niveles y profesiones se hayan realizado este tipo de operaciones hace que todo se hay normalizado un poco más al respeto y que ya no sea considerado algo raro o algo que hay que hacer a hurtadillas y de modo que nadie se entere, negando incluso lo evidente.
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